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La Transición Cubana y la Misión de las Iglesias

La Transición Cubana y la Misión de las Iglesias Raúl Suárez
2004-07-18


INTERVENCIÓN DEL REVERENDO RAÚL SUÁREZ EN LA ASAMBLEA NACIONAL DEL PODER POPULAR, 1 de julio 2004

En el capítulo II del susodicho documento se enfatiza la idea de que la asistencia para una transición cubana tiene que ser el resultado de un esfuerzo multilateral. Para lograr este propósito, se plantea la necesidad de alentar entre, otros factores, la participación de ONGs donantes tales como grupos religiosos. Más adelante, sin rodeos de ninguna clase, se afirma: Las Iglesias y otros cuerpos religiosos pueden jugar un importante rol en la construcción de una Cuba libre. Porque las Iglesias tienen la confianza del pueblo y tiene la capacidad de ser canales de comunicación y distribución en todos los niveles de la sociedad.



Las donaciones, la ayuda humanitaria y financiera y el hermanamiento de las Iglesias son recomendaciones para que a su vez, las iglesias cubanas, sean instrumentalizadas para acelerar la desaparición del régimen de Fidel Castro.



En otras palabras, concretamente se nos pide:



Nuestro apoyo eclesial a un conjunto de medidas que decididamente busca hambrear a nuestro pueblo, privarlo del acceso de medicamentos, destruir la economía de la nación, impedir su acceso al desarrollo tecnológico, separar a la familia cubana, en fin, llevar, según sus propias palabras, a la desesperación, para lograr sus intereses políticos. Entonces, frente a esas necesidades materiales de nuestra sociedad, meticulosamente creadas por la política hacia Cuba, invitan a nuestras iglesias para que soliciten las limosnas del imperio bajo el manto de ayuda humanitaria, y a su vez, manipular la conciencia ética, moral y espiritual del pueblo en el cual Dios nos ha colocado como pastores y pastoras, y contribuir así a la conducción a una transición concebida por la orden de los nuevos faraones que aspiran a gobernar al mundo.



En otras palabras, en lugar de animar en nosotros la vocación pastoral inspirada en el ejemplo de Jesús de Nazaret, que nos llama a tener hambre y sed de justicia y trabajar consecuentemente por la paz y la vida abundante, nos ofrecen el triste y satánico papel de Judas Iscariotes, Y nosotros, preferimos seguir el ejemplo del Nazareno Jesús, porque nos es necesario obedecer a Dios antes que la voz del Faraón. Nosotros nos tenemos vocación de Judas. Por esa razón., 21 de mayo de este año, nos reunimos como Foro Pastoral Cubano más de doscientos pastores, pastoras y miembros laicos de nuestras congregaciones, Nos dirigimos a las Iglesias nuestras en Estados Unidos, a los Consejos de Iglesias, especialmente al Consejo Mundial de Iglesias y al Consejo de Iglesias de Cristo de Estados Unidos para buscar su solidaridad militante y comprometida con los valores del Reino, y se opongan a las inhumanas medidas aprobadas contra nuestro pueblo. Las respuestas no se han hecho esperar, le han dirigido cartas a las máximas autoridades estadounidenses, y otras, como la Iglesia Metodista Unida a la cual pertenece el señor presidente, la Convención Bautista Negra Progresiva, la Iglesia Episcopal, la Iglesia Presbiteriana, Las Iglesias Bautistas Americanas, varias más, año tras año se han opuesto a la política de bloqueo y hostigamiento que por tantos años se ha implementado contra nuestro país.



Además, en lugar de acudir a las organizaciones recomendadas, como Echo-Cuba del señor Teodoro Babún, que está más interesado en recuperar los bienes materiales de sus antepasados que en las necesidades del pueblo, acudimos como amigos y compañeros inseparables del Rev. Lucius Walker que en estos momentos recorre cientos de ciudades de los Estados Unidos formando una conciencia ética, y solidaria. IFCO-Pastores por la Paz, no acude USAID, organización bien reconocida por su manipulación de la ayuda humanitaria; más bien solicita al solidario pueblo norteamericano alimentos, medicinas y equipos médicos para apoyar los esfuerzos que se hacen en este país para garantizar gratuitamente la atención de la salud pública y el mejoramiento de la calidad de vida de todo el pueblo.



Deseo expresar frente a las falsas acusaciones que el susodicho documento hace contra el Consejo de Iglesias de Cuba, expresar el agradecimiento de la mayoría del sector creyente de nuestro pueblo, por esta noble institución y su honrosa labor realizada en la distribución de Biblias, por sus proyectos de beneficio populares, por su histórica interlocución honesta y transparente con la más alta dirección política y gubernamental del país y crear un clima de confianza, de respeto y unidad nacional que ha hecho posible el crecimiento de nuestras congregaciones, el enriquecimiento de la calidad de la vida cristiana y el desarrollo como jamás en la historia pasada del protestantismo cubano habíamos logrado, el ejercicio de la diaconía cristiana, a través de los Centros Ecuménicos en todo el territorio nacional. expresada con el máximo respeto a la dignidad de las comunidades a las cuales servimos, sin manipulación proselitista alguna. Nosotros practicamos la Gran Comisión de la evangelización, y repudiamos la jabonización proselitista.



En cuanto a lo que el Documento llama la “Castro-infiltración” en el Consejo de Iglesias de Cuba, les diremos que busquen a otros asesores eclesiásticos que conozcan bien la realidad de cual ha sido el papel del Consejo de Iglesias de Cuba en las relaciones Iglesia-Revolución en Cuba. El Documento es bien claro. Lo que se le propone a nuestras Iglesias es precisamente servir de cobertura a la infiltración de organizaciones ajenas al espíritu de Jesucristo con fines abiertamente políticos. En nuestras experiencias con la dirección política y gubernamental de Cuba, hemos sido nosotros, no uno ni dos o tres líderes de Iglesias, sino decenas de hombres y mujeres de fe quienes nos hemos encontrado con Fidel y sus principales ayudantes para analizar la realidad Iglesia-Revolución y buscar las mejores formas de servir como iglesias a nuestro pueblo, eliminar las incomprensiones y fortalecer el sentido martiano y evangélico de uno de los valores esenciales , cuando él ha expresado con tanta convicción: “la unidad nacional es sagrada”.



Frente a las medidas aprobadas, reiteramos a nuestro pueblo lo que acordamos en el Foro Pastoral Cubano: “Como Iglesias evangélicas cubanas, somos parte de nuestro pueblo, y con nuestro pueblo hemos echado nuestra suerte. Así ha sido y así habrá de ser, sea cual fuere el curso de la historia futura. En esta hermosa tierra donde Dios nos ha colocado para entender y vivir nuestra fe, hemos contribuido, en un esfuerzo unitario, a forjar y fortalecer nuestra identidad nacional, de la cual nos sentimos orgullosos; hemos formado nuestras familias; hemos desarrollado la acción pastoral y social; y hemos compartido la resistencia ciudadana en la defensa de un proyecto de vida, de paz y seguridad de nuestra nación”



Hace algunos años, la hija del Embajador Aldizoni, en aquel entonces en Italia, me llevó a ver, los restos del anfiteatro del Circo Romano, Mi corazón regresó casi dos mil años atrás. Y me conmoví frente porque precisamente estaba frente al más grande monumento a la lealtad a las ideas, a la fe, y a la entrega total de hombres y mujeres que creyeron hasta la saciedad de que VALE LA PENA VIVIR, AMAR, SUFRIR Y AUN MORIR ANTES QUE TRAINONAR LO MÁS SAGRADO DE LA VIDA: LA RESISTENCIA Y LA FE EN LAS CONVICCIONES que se forjan en lo más profundo del ser humano

Algún día, por no decir ya, cuando pensemos en este Documento y sus promotores, y en el daño que han desencadenado, EL PUEBLO CUBANO Y NUESTRAS IGLESIAS, repetirán con orgullo las palabras del apologista cristiano del siglo III, Quinto Séptimo Tertuliano de Cartago dirigidas al Senado del Imperio romano: “La mayor honra y gloria que ha tenido el cristianismo es que Nerón lo haya perseguido”.

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